Sí, aquí se vive con miedo [A un año de María]

Carmelo Ortiz

Por: Kilsey Done
@kilseyc

Me enteré del huracán María el domingo 17 de septiembre en el aeropuerto de FLL. El oficial de TSA, un compatriota súper nice, nos anunció a mi novio y a mí que iba un huracán bien hijoeputa directito pa’ Puerto Rico. “Tienen suerte de volver hoy, ya mañana se empiezan a complicar los vuelos”. Nos reíamos de manera forzada y continuamos nuestro camino. No teníamos absolutamente nada para pasar por otro huracán, acabábamos de bajarnos de un crucero y estábamos súper pelaos. Llegamos a la isla ajora’os… y así de ajora’o pasó el huracán por mi casa.

Esa madrugada no se durmió, ni aunque lo intentaras. En mi carácter personal, estaba asustada y no me quitaba las manos de los oídos. Se nos inundó el patio, nos entró agua en el apartamento y el techito de la terraza se fue volando con Los Panchos.

Celebré mi cumpleaños número 28 con un bizcocho derretido, sin blower y sin uñas acrílicas en las manos.

La luz nos llegó el 7 de noviembre y el agua nunca nos abandonó. No fuimos despedidos de nuestros trabajos —con todo y el rayo que le cayó al edificio— y resolvimos con nuestra estufita de gas para llevarnos a la panza lo que se encontrara ese día en el supermercado luego de hacer tremenda fila.

Yo no me puedo quejar y tampoco lo haré. Pero sé de muchos que sí. Sé de muchos que los sacaron en balsitas de sus casas con lo que llevaban puesto. De otros que perdieron a seres queridos, que fueron despedidos de sus trabajos, que fueron olvidados por el gobierno y que, literalmente, lo perdieron todo.

Hasta el día antes del huracán María, mi novio decía que el huracán no iba a pasar por Puerto Rico. “Eso no viene na’. Tú vas a ver que se desvía como pasó con Irma. Nosotros estamos bendecidos”. Y así, como a muchos otros, el huracán les dejó la baba guindando.

Hoy por hoy, ese mismo novio almacena una caja de agua de 48 botellas semanalmente, compró un inverter que casi nos vamos a los puños por él, baterías AA, C y D, dos tanques para almacenar gasolina, linternas, lámparas solares, tanque de gas extra, un powerpack… “No nos coge otro huracán así” dice, pero es mejor prevenir que volver a lamentar… Sí, aquí se vive con miedo.

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Kilsey Done

Al pan, pan y a Kilsey vino. Hablo súper rápido y nunca se me entiende nada. Amo a mi perro, a Héctor “El Father” y la ensalada de papas (sin manzanas, please). Decidí escribir. Porque sí, porque puedo, porque me da la gana. Mi mamá sigue pensando que soy ultra fabulosa y su opinión es contundente y final ante la incomprensión social que me rodea