Joyce Santana: ‘No podemos pensar nunca que somos los más grandes del mundo’ [ENTREVISTA + VIDEO]

PELEA

“Tenemos que hacer una entrevista”, dijimos por cuatro o cinco años. Nunca se nos daba porque los zip codes no eran los mismos o, simplemente, no era el momento. Pero sabíamos que iba a pasar. “El tiempo de Dios es perfecto”, es algo que le gusta decir a Joyce Santana para recordar que todo pasa cuando tiene pasar. Mismo dicho que revivimos cuando al fin nos pudimos sentar a conversar.

Y es que a Joyce Santana siempre lo he respetado, y es el respeto o la curiosidad lo que me lleva a hacer la mayoría de mis entrevistas. Respeto su música y sus letras porque llegan con sinceridad, un poquito de coraje y algo que decir; su voz tiene soul (y eso no se compra ni se crea en el estudio). Respeto su calma; esa calma que va acompañada de un: “Este tipo se ve tan tranquilo, que con coraje tiene que dar miedo”.

Al fin se nos dio, y nos encontramos en su estudio en Carolina, Puerto Rico. Pueblo que nos crió a los dos. Pueblo de donde sale el reggaetón, se crece entre tiraeras, y el son de la salsa se escucha en el silencio.

Joyce contó que la salsa siempre ha sido una de sus influencias, esto ya que desde chamaquito, en la casa de su abuela se reunían todos los domingos. “Desde que yo me levantaba, es más, desde antes de yo levantarme, ya estaba soñando con salsa porque la tenían puesta bien duro y yo estaba durmiendo. Así que yo me levantaba con salsa, desayunaba con salsa, almorzaba, comía y volvía a dormir con salsa todos los domingos. Lo que hacían era comer, beber, escuchar y bailar salsa”.

Pero el tiempo pasa, y con los años llegó el rap, el reggaetón y las tiraeras. Llegó a su vida el productor Young Martino, con quien trabaja desde esa época en la que Joyce usaba el apellido “Montana” en vez de “Santana”. Le tiraron a todos los que se creían que le metían y los partieron. La música siempre la ha tenido presente.

“Cuando tenía 13 años estaba escribiendo mi primera canción, que era una tiraera. En Carolina, esto es cuna de la música, es cuna de la música urbana. Así que desde chiquito teníamos esta costumbre de escribir canciones y tirar… Me compraron un micrófono de chat de Messenger, y con eso yo me empecé a grabar bien malo, bien feo, sonaba bien feo. Seguía buscando mi identidad… me cambié de nombre treinta veces”, dijo, y entre risas aseguró que esos nombres se los lleva a la tumba: “Esos nombres mueren conmigo”.

“Yo era bien fan de la música. Yo iba a la escuela a hablar de música… música 24/7. Cuando estaba en la escuela superior empecé a escribir canciones”, relató. Pero contó también que cuando entró a la universidad dejó de hacerlo. “Dejé de escribir canciones. Me fui en un viaje, yo quería ser poeta y empecé a escribir poesía. Pero yo le metía a la poesía, pienso yo”.

Y esa poesía la convirtió en música, y nació Joyce Santana.

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Por otra parte, Joyce fue uno los pilares del colectivo Lv Civdvd, un corillo de músicos y productores que es hoy responsable de influenciar mucha de la música que se exporta de la isla, y fue clave en la manera en que se comenzó a mover la nueva cepa del rap y reggaetón en Puerto Rico, explotando el uso de Sound Cloud y las redes sociales.

“Desde que empezamos siempre nos fue bien. Nosotros siempre supimos que estábamos haciendo lo que teníamos que hacer. No es que era fácil, porque no fue fácil. Nunca es fácil. Pero gracias a Dios las cosas siempre nos salían, y hasta el sol de hoy, no estamos juntos pero todos estamos aquí”.

“Hay una escena nueva de raperos que se está levantando… Yo los he ido a ver, y cuando los veo, veo esos parties que nosotros hacíamos. No quiero decir que tienen la misma esencia de nosotros porque para nada, pero estoy viendo el mismo proceso, y me gusta. Eso me hace sentir cabrón. Eso significa que lo que comenzamos en aquel entonces está rindiendo frutos con nosotros y con gente nueva”.

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Entre bocinas, la consola, el micrófono y el olor a flores seguimos conversando. Entre más hablábamos, más el intérprete de “Vicky” mencionaba a Dios y la muerte. Estos son dos temas que a mí me gustan. El primero porque crecí con la pandereta y mi relación con Dios está en buen momento (no tan bueno como el de Kanye West, pero bueno); y el segundo porque le he perdido el miedo a la muerte; sé que si uno deja algo logra ser eterno. Así que le pregunté a mi compueblano qué es la que hay con eso.

“Mi vida entera se trata de eso (de hacer las cosas en el tiempo de Dios)… Antes yo era super ateo. Yo creo que yo era la persona más atea que he conocido. Y desde que siento que tengo a Dios en mi corazón, no es que sea el más cristiano, para nada; estoy bien lejos, bien lejos. Pero yo sé que tengo una buena relación con Dios, y eso me ha hecho entender muchas cosas. Eso me ha hecho crecer y madurar. Eso me ha hecho bregar con cosas que la mayoría de las personas que quieren hacer música no pueden bregar, como (…) el desespero, el coraje y la frustración”.

Continuó: “Hay gente que se frustra y no hace nada. Hay gente que se frustra, se molesta y se va… Yo no. Yo no hago esto para ver a donde llego, yo hago esto porque en verdad esto es lo que me gusta hacer. Yo prefiero estar aquí, [en el estudio], que estar en cualquier lugar recibiendo ordenes de alguien. No sé, yo creo que yo me muero aquí… no aquí, pero uno de estos”.

Mientras apreciaba el estudio en el que se iba a quedar trabajando luego de nuestra entrevista, expresó que siempre está “en un estudio. Tengo demasiada música. No sé, si me muero pueden seguir escuchando canciones mías por buen rato si las quieren escuchar, si no, no las escuchen”.

“Uno no se lleva nada, pero uno siempre puede dejar algo. Hay que dejar algo. Quién sabe qué puede pasar con eso que uno deja… la música te hace ser omnipresente hasta cierto punto, y eso es un poder, eso es una bendición, el tú poder estar en todos lados porque le llegas a la mente a las personas o porque te escucharon. Pues imagínate cuando tú dejas algo positivo en ellos y ya tú no estás. Eso se queda, y si eso se queda tú estás ahí. So, mientras tú dejes algo positivo en el mundo, en las personas, en quienes te rodean, tú nunca vas a estar muerto”.

“¿Hay algo que quieras añadir?”, pregunté a Joyce Santana para concluir, y respondió: “Sí, algo bien importante. Acho, yo siempre he querido hablar de esto. Ojalá, ojalá, ojalá, ojalá, ojalá el día que yo llegue a donde sea que tenga que llegar, nunca me vean en contra de los que están donde yo estaba. Siempre veo cosas en el ambiente de la música, que muchos artistas se olvidan… no se olvidan de dónde vienen, sino que se piensan que ahora son de otro lugar. Y yo creo que somos mejores cuando más pequeños somos. No podemos pensar nunca que somos los más grandes del mundo”.

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Karla Figueroa

I’ve been interviewing independent & underground Latino musicians since I graduated from The Ohio State University in 2012. I do it because I don’t sing nor rap and I wish I could. I do it because I’m obsessed with Latino Culture. I do it because writing about musicians is my way of art. I do it because everyone has a story but specially artists. And I do it because, hello! I love music and through this I get to discover the best sounds ever! I'm also very involved in the MMA and Boxing industry in L.A., where I help organize fights. Oh, and I created PELEA 🤘🏽